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CÓMO IDENTIFICAR A UN HOMBRE LLAMADO AL PASTORADO


¿Cómo es que Dios coloca a un hombre en el pastorado? ¿Cómo puede la iglesia identificar a un hombre verdaderamente calificado y llamado para servir en esta responsabilidad de suma importancia?

Es realmente trágico notar cuántas iglesias evangélicas hoy son ignorantes de la enseñanza bíblica acerca de los líderes de una congregación y colocan en posiciones de liderazgo personas que realmente no deben estar ahí. Y la razón porque no deben estar ahí es porque no cumplen los requisitos que nos enseña la Biblia como fundamentales para los que dirigen una congregación.

¿Qué dice Dios acerca de los líderes de una congregación cristiana?

Desde hace ya algunas décadas, el común de iglesias cristianas es exaltar el conocimiento y estudios bíblicos del varón que dirige la congregación, para reconocerlo como pastor, sin reparar en su llamado, que es el elemento que enfatiza la Escritura para todo pastor, por sobre el conocimiento y estudio bíblico.

Así que, es sumamente importante entender lo que Dios dice acerca de los líderes de una congregación cristiana. De manera global podemos resumir la enseñanza bíblica en 1 Timoteo 3.1-7 de la siguiente manera:

  • En primer lugar, hay un elemento subjetivo, el llamado: el líder debe tener un fuerte deseo (anhelo) de participar en el liderazgo de la iglesia (1 Timoteo 3.1).
  • En segundo lugar, hay un elemento objetivo, el carácter: la vida del líder bíblico cumple con las características que Pablo enlista en 1 Timoteo 3.2-7.

Características del Llamado pastoral (1 TIMOTEO 3.1)

1. El llamado al liderazgo bíblico es esencial

        La palabra “fiel” introduce la importancia que la iglesia primitiva atribuía a la posición de obispo o pastor de la congregación. Era una posición de tremenda importancia. No cualquiera podía ser colocado en ese lugar.

        La idea principal es que esta es una palabra verdadera. Es como si dijera, “Esta es la verdad y todo el mundo la sabe”. No necesita prueba, es obvio, lo sabemos.

        Comenzando desde el nacimiento de la iglesia, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, notamos que la posición de anciano en la iglesia adquiría prominencia. Los primeros líderes de la iglesia fueron los apóstoles, pero inmediatamente después de ellos los ancianos de las congregaciones comienzan a adquirir importancia.

        • Hechos 11.30, “enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo”. Esta es la primera mención de los hombres que servían como pastores y obispos (supervisores) de las iglesias, es decir, un grupo de hombres piadosos que tenían la responsabilidad de dirigir a la iglesia.
        • Hechos 14.23. Pablo y Bernabé “constituyeron ancianos en cada iglesia”. Ordenaron ancianos en cada iglesia. Anciano significa, “persona madura, líder, espiritualmente maduro y capaz a guiar, gobernar y alimentar a la congregación”.
        • Hechos 20.17-38. Pablo hizo llamar a los ancianos de la iglesia en Éfeso. Pablo mismo había traído el evangelio a estos y los había capacitado y nombrado a ser ancianos antes de su partida de Éfeso. Y el apóstol Pedro, en su primera carta, 1 Pedro 5.1-2, describe a los ancianos como aquellos que cuidan y apacientan a la iglesia.

        Entonces cuando evaluamos a una congregación no comenzamos con los programas, no comenzamos con las actividades, no comenzamos con su grandeza ni riqueza o pobreza, sino ponemos nuestra atención a lo principal a lo más básico y lo más fundamental que es,

        • ¿Quiénes son los que dirigen a esta iglesia?
        •  ¿Son bíblicamente calificados?
        • ¿Han sido realmente llamados por Dios para esa importante responsabilidad?

        Es importante el considerar que ninguna iglesia, ninguna denominación, ningún seminario o instituto bíblico, ningún comité de púlpito, ningún consejo de ningún tipo de institución humana puede llamar y hacer apto a un hombre para servir en el pastorado. Un centro de capacitación bíblica tal como un seminario puede proveer las herramientas necesarias como hermenéutica, exégesis y homilética, esto para hacer al pastor más eficaz en el ministerio. Pero ser dotado y llamado al pastorado es la exclusiva obra de Dios. Entonces la afirmación “palabra fiel” atribuye al llamado pastoral una tremenda importancia. Es un llamado esencial.

        2. El llamado al liderazgo bíblico es limitado

          El Nuevo Testamento está absolutamente claro en cuanto a ese principio que el obispo o el pastorado está limitado a hombres.

          El pronombre “alguno” (v. 1) en griego es masculino (tis). Esta limitación en el liderazgo de la iglesia a los hombres se observa también en el v. 2 donde dice que el obispo debe ser “marido de una sola mujer”. No dice que “la anciana debe ser esposa de un solo hombre”.

          Los sustantivos y adjetivos (descriptivos) y participio en los vv. 2-7 son masculinos.

          • 1) “sobrio”, v. 2 (nombre masculino)
          • 2) “prudente”, v. 2 (adjetivo masculino)
          • 3) “decoroso”, v. 2 (adjetivo masculino)
          • 4) “hospedador”, v. 2 (adjetivo masculino)
          • 5) “apto para enseñar”, v. 2 (adjetivo masculino)
          • 6) “no dado al vino”, v. 3 (adjetivo masculino)
          • 7) “no pendenciero”, v. 3 (nombre masculino)
          • 8) “no codicioso”, v. 3 (adjetivo masculino)
          • 9) “amable”, v. 3 (adjetivo masculino)
          • 10) “apacible”, v. 3 (adjetivo masculino)
          • 11) “avaro”, v. 3 (adjetivo masculino)
          • 12) “que gobierne bien su casa” , v. 4 (adj. masc.)
          • 13) “gobernar su propia casa”, v. 5 (adj. masc.)
          • 14) “neófito”, v. 6 (adj. masc.)
          • 15) “envaneciéndose”, v. 6 (participio masculino)

          A pesar de la claridad de las Escrituras en cuanto a la limitación del liderazgo de la iglesia, es muy desconcertante y triste a la vez, ver cuantas iglesias y denominaciones cristianas están nombrando a mujeres al pastorado, mostrando una palpable falta de comprensión bíblica en cuanto a este asunto. Hay una ignorancia completa en cuanto a lo que Dios dice sobre el tema.

          3. El llamado al liderazgo bíblico es irresistible (cautivador)

            Observamos en el versículo uno, que Pablo usa dos palabras que expresan la idea de deseo, “Si alguno anhela … buena obra desea”. 

            “Estas dos palabras son distintas en griego. La primera significa “esforzarse en alcanzar” y describe una acción externa, no un motivo interno. 

            La segunda significa “una pasión fuerte” y se refiere a un ‘deseo interior’”. 1

            Juntas, ambas palabras describen muy bien el tipo de hombre que puede ejercer el ministerio, aquel que lo busca con dinamismo externo porque está motivado por un deseo fuerte en su interior.

            Este individuo se siente cautivado por dentro a seguir el pastorado. Se siente como dice Pablo “constreñido” a buscar el pastorado como su única pasión en la vida. Cuando uno es llamado por Dios a enseñar, predicar y ministrar no lo puede evadir. Es algo único.

            Hay individuos que buscan el ministerio, pero no están impulsados por este anhelo intenso. Lo hacen porque son cristianos, tal vez porque se sienten bien en la iglesia con otros creyentes, se enamoran con la idea de ser pastor, pero, no ven el costo real del ministerio, porque no poseen el fuego de la pasión por pastorear la ley de Dios, no tienen el llamado, no tienen ese deseo profundo en el corazón, pueden tener el conocimiento y la capacidad de enseñar y predicar la Biblia, pero no el llamado a ser pastor.

            El llamado al liderazgo bíblico comienza con un gran deseo, un deseo cautivador. No por ambición de ser reconocido, no por dinero, sino por servir al Señor y a su rebaño.

            4. El llamado al liderazgo bíblico es un llamamiento responsable

              Es un llamado que requiere liderazgo administrativo y autoridad. Hebreos 13.17 afirma que los pastores van a tener que rendir cuentas. Hay un sentido de responsabilidad.

              La responsabilidad tiene que ver con su función, su llamado de parte de Dios, y el hecho de que un día el pastor, el obispo, el presbítero, tendrá que rendir cuentas a Dios por su liderazgo.

              La palabra “obispo” (episkopos), “hace hincapié en la responsabilidad de los líderes de supervisar, vigilar y proteger a sus congregaciones, refiere a uno que preside y ejercita autoridad sobre otros. Pablo está hablando de un administrador, un supervisor, un pastor, un anciano dentro de la congregación cristiana. Ese es un obispo.

              Los términos “obispo”, “anciano”, y “pastor” se usan intercambiablemente en el Nuevo Testamento.

              Hechos 20.28. “Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos [presbuteros] de la iglesia” (v. 17) y les dice, “que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos [opiskopos], para apacentar [poimaino] la iglesia del Señor” (v. 28). Allí están las tres palabras en un sólo pasaje. Se refieren a la misma persona y al mismo oficio—anciano, obispo y pastor.

              Entonces un anciano, un obispo, un pastor tiene la responsabilidad incomparable dada por Dios para instruir a la congregación y guiarla, cuidarla, protegerla, orar por los enfermos, ser ejemplo a la grey y apacentar sobre ella. Entonces el llamado al pastorado es un llamamiento responsable.

              5. El llamado al pastorado es un llamado digno (excelente)

                1 Timoteo 3.1 dice, “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea”. La palabra “bueno” es “kalos”, que quiere decir “excelente o bueno”.

                Es una tarea de gran valor el ser anciano-pastor. Es realmente un llamado al pastorado sin comparación, sin paralelo.

                6. El llamado al liderazgo bíblico es exigente

                  1 Timoteo 3.1 dice, “…buena obra desea…”. La palabra “obra” (ergon) habla de una obra dura y continua. Implica energía, esfuerzo, celo y compromiso.

                  El pastorado es una tarea que demanda dedicación y tremendo gasto de energía mental, emocional y espiritual. Es difícil. Es una tarea de por vida.

                  No existe ni un momento en el Nuevo Testamento la idea de que el obispo es un anciano sólo por un tiempo o durante una cierta época. Si un hombre es llamado a ese ministerio es llamado de por vida.

                  Alexander Strauch escribe, “Según el concepto de liderazgo de ancianos del Nuevo Testamento, los ancianos dirigen la iglesia, enseñan y predican la Palabra, protegen a la iglesia de los falsos maestros, exhortan y aconsejan a los santos en la sana doctrina, visitan a los enfermos y oran, y juzgan en cuestiones doctrinales. En términos bíblicos los ancianos pastorean, supervisan, dirigen y cuidan la iglesia local”. 2

                  Como ancianos-pastores debemos hacer la obra del ministerio permanentemente, porque fuimos llamados a hacer eso. No es un trabajo de 9:00 am a 6:00 pm cada sábado y domingo. Es un trabajo de constante oración bíblica, estudiar, aconsejar, predicar el evangelio, llamar por teléfono, visitar, estar involucrados en las vidas de las personas en la congregación. Es una obra exigente, pero es un gran privilegio poderlo hacer.

                  Conclusión sobre el Llamado Pastoral

                  Juan Calvino escribe que, “debe hacerse una selección al nombrar los obispos, porque es un puesto laborioso y difícil; y los que aspiran a él, deben considerarse cuidadosamente a sí mismos, si son capaces o no de asumir una responsabilidad tan pesada. La ignorancia siempre es atrevida; y un conocimiento maduro de las cosas hace a un hombre modesto. ¿Cómo es que aquellos que no tienen habilidad ni sabiduría con frecuencia aspiran tan confiadamente a llevar las riendas del gobierno, y se apresuran hacia adelante con los ojos cerrados?”. 3

                  Cada pastor, debe probarse a sí mismo, y reconocer si verdaderamente Dios lo ha llamado al ministerio pastoral, de lo contrario, más le valdría dar un paso de costado, que usurpar un lugar que no le corresponde y que no honra a Dios.

                  Ps. Héctor Romo García

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                  Bibliografía

                  12 Alexander Strauch, Liderazgo Bíblico de Ancianos: Un Urgente Llamado a Restaurar el Liderazgo Bíblico en las Iglesia (Littleton, CO: Lewis and Roth Publishers, 2001), 14.

                  3 Ibid., pp. 86-87.