Descubre qué significa ser “solícitos en guardar la unidad del Espíritu” según la enseñanza del apóstol Pablo. Este artículo explora cómo mantener la unidad en la iglesia no es una opción, sino una responsabilidad espiritual continua que cada creyente debe asumir con diligencia.
Uno de los problemas que viven muchas iglesias hoy en día es el hecho de que muchos de sus miembros buscan tener comunión con aquellos que son allegados o comparten sus mismos pensamientos, o quizás aún, no hay interés genuino en involucrarse y mantener esa unidad con cada miembro de cuerpo de Cristo.
Y ese es uno de los puntos clave que el apóstol Pablo destaca y quiere que estos creyentes lo tengan muy en mente y es el hecho de ser totalmente diligentes en conservar la unidad del Espíritu. Por lo tanto, cada uno tiene la responsabilidad de cumplir con lo que las Escrituras demandan para nuestra vida.
Y esto no es algo que se debe hacer esporádicamente, al contrario, señala un estado continuo y diligente en el que debemos permanecer. ¿por qué cree usted que esto debe ser un estado continuo y diligente? Porque No es la unidad producida por la iglesia, por los lideres, o por cualquier otro creyente, esta es la unidad producida por el mismo Espíritu Santo al incorporarnos en el cuerpo de Cristo desde el momento de nuestra salvación.
Una iglesia sin unidad es una iglesia perdida. Por lo tanto, podemos afirmar que una iglesia que tiene unidad, es una iglesia que tiene paz; pero lo contrario es cierto, una iglesia que no tiene unidad es una iglesia que no tiene paz. Y no podrá haber paz si sus miembros no están siendo diligentes es preservar la unidad del Espíritu.
Por esa razón nuestro texto comienza diciéndonos de la siguiente manera: “Solícitos en guardar…”
UN ESFUERZO DILIGENTE
La LBLA, brinda una traducción más apegada al texto original: “ESFORZÁNDOOS por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.”
Esta palabra “solícitos” es una palabra muy interesante en este contexto, de hecho, la raíz de donde se deriva esta palabra tiene la connotación de “apresurarse, estar ansioso”. Puede traducirse también como “mostrar un gran interés, un profundo deseo o una expectativa impaciente”. Por ejemplo, en 1 Tes. 2:17 el apóstol escribió: “Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista, pero no de corazón, tanto más PROCURAMOS con mucho deseo ver vuestro rostro;”
Otro detalle importante es que esta misma palabra se utiliza en la exhortación que le hace a Timoteo en su segunda carta en el cap. 2:15 “PROCURA CON DILIGENCIA presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” exhortando y alentando a Timoteo a ser diligente en cuanto a su conducta ante Dios.
Ahora bien, ¿a qué entonces está alentando el apóstol Pablo a estos creyentes de Efeso? ¿y cómo esto tiene implicaciones para nuestra vida? El ruego que les hace es que tengan un profundo deseo amoroso, y diligente, con el mayor esfuerzo posible, de guardar la unidad del Espíritu. Es por eso que les alienta a esforzarse constantemente y continuamente en su deber como creyentes en guardar la unidad del Espíritu. Y esto es muy importante para nosotros también. No se nos alienta a esforzarnos a mantener la unidad con aquellos creyentes por los que tenemos afinidad, o por aquellos que nos caen bien. No, el aliento que se nos da es a ser solícitos en guardar “la unidad del Espíritu”
UNA UNIDAD ESPECÍFICA
¿lo pudo notar? no es la unidad de una denominación o de un líder. Sino la unidad del Espíritu. Ahora bien, considerando Esta palabra “unidad” solo aparece dos veces en el NT, y las dos veces la encontramos en este capítulo 4 de Efesios. En el versículo 3 y el versículo 13 donde leemos “hasta que todos lleguemos a la UNIDAD de la fe…”
Esta unidad de la que habla el apóstol NO se refiere a uniformidad, es decir, que esté integrada por personas que tengan los mismos gustos, el mismo lenguaje, el mismo ADN, las misma inclinaciones políticas y sociales, el mismo color de piel, la misma contextura física, el mismo pensamiento, la misma afinidad Etc. Sin embargo, en la iglesia de Cristo no es así.
La unidad del Espíritu tiene que ver con la unión de diversos creyentes, de diferentes lenguas, tribus y naciones, de diferentes contextos y trasfondos, con personalidades distintas, contaminados por el mismo pecado, teniendo la misma necesidad de salvación por gracia que todos, siendo conformados y unidos por el Espíritu Santo en un solo cuerpo, la iglesia. Y es a esta unidad que el apóstol Pablo ruega a los creyentes que deben de esforzarse por preservarla y guardarla. La unidad producida por el Espíritu está conformada por la diversidad de creyentes.
Algo que debemos recordar es que esta carta fue escrita para creyentes judíos y gentiles, y es interesante notar que, antes de poder llegar a este ruego solemne en el cual fueron alentados a esforzarse por mantener esa unidad creada por el Espíritu, el apóstol ha mostrado cómo es que se ha llegado a ella.
Primeramente, el apóstol trae a sus memorias un recordatorio muy importante, cap. 2:11 11Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. 12En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Al recordarles esto, les hace ver su condición de no ser parte del pueblo escogido de Dios, totalmente separados y alejados, sin tener esperanza alguna.
No obstante, esa terrible condición cambió por medio de Cristo. El versículo 13 en adelante continúa diciendo 13Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo UNO, derribando la pared intermedia de separación, 15aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas para crear en sí mismo de los dos UN solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en UN solo cuerpo matando en ella las enemistades. Es por Cristo que tenemos paz para con Dios, es por Cristo que ahora formamos parte del pueblo de Dios, es por Cristo que hemos sido reconciliados para con Dios porque 17…vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cercad 18porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por UN mismo Espíritu al Padre. ¿puede ver ese énfasis? Por medio de Cristo tenemos acceso ahora a Dios Padre por un mismo Espíritu “19Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser UN templo santo en el Señor”
De manera que, al haberles mostrado cómo es que Dios ha efectuado y creado esta unidad en la que se encuentran, ahora deben de hacer todo lo posible, esforzándose diligentemente en mantener esta unidad. Esa es la responsabilidad que cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo tenemos unos para con otros.
Nosotros no la creamos, porque esta unidad ha sido creada por el Espíritu Santo. Nuestra responsabilidad es PRESERVAR lo que ya ha sido creado, y mantenernos así apuntando todos a la misma meta, como lo menciona el cap. 4:13.
La unidad no la podremos preservar por nuestras propias fuerzas, es por eso que el texto nos señala cómo lo debemos hacer “en el vínculo de la paz”
UNA ARMONIA ESPECIFICA
Ahí está una clave muy significativa para que lo logremos. La paz en este contexto no habla de la ausencia total de los problemas y dificultades que se pueden atravesar, sino que más bien habla de ese estado en el que podemos tener relaciones armoniosas unos a otros al no promover los conflictos pecaminosos. ¿por qué? Porque nuestro mayor conflicto no es con los hermanos en la fe; nuestro mayor conflicto primeramente era con Dios por el simple hecho de que éramos enemigos suyos. “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación” Cristo es nuestra paz, por lo tanto, no es de extrañar que el texto nos aliente a esforzarnos diligentemente en preservar esa hermosa unidad producida por el Espíritu Santo, que nos une en paz.
Cuando hay contiendas, hay falta de unidad, pero cuando se procura la paz, la unidad es promovida en todo el cuerpo de Cristo. “Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.” Rom. 14:19
Ejerce tus funciones como pastor estudiando la Palabra de Dios en SEPEGlobal
¿Has llegado hasta aquí porque quieres servir a Dios llevando su palabra? ¿Te interesa formarte como Pastor Evangélico cursando una Maestría en Divinidad? Si tu respuesta es positiva, déjanos manifestar nuestra profunda felicidad. En SEPEGlobal tenemos la misión de guiar el camino de aquellos que buscan predicar a Cristo con Poder, Pasión y Precisión.
Autor: Prof. Esdras Daniel