Descubre por qué aprender griego bíblico puede transformar tu predicación y ayudarte a interpretar fielmente el Nuevo Testamento, siendo un obrero aprobado por Dios.
“El hombre mientras más se prepara, Dios más le usa.”
Esta frase, aunque tal vez no sea un principio universal, es sin duda beneficiosa para quien la práctica. Todos los creyentes deberíamos considerarla seriamente. Y si eres predicador de la Palabra de Dios, con mayor razón. Aprender el idioma griego es una herramienta poderosa que te ayudará a ser un mejor exégeta y consecuentemente, un mejor predicador al servicio de Dios.
El griego como llave para una exégesis fiel
La tarea de aprender griego puede parecer difícil —y lo es— pero también es necesaria si deseas realizar verdadera exégesis, tratando con el texto original para entender la intención del autor. Para algunos esto no es importante, y lo acepto, porque tampoco les preocupa la edificación del cuerpo de Cristo.
Sabemos que cuando algo no se considera valioso, la forma en que se hace es irrelevante. Basta con hacerlo. Pero esto no aplica a la exposición de la Palabra de Dios. Dado que gran parte del Nuevo Testamento fue escrita en griego, resulta esencial conocer el idioma original para entender adecuadamente el pensamiento del autor y el contexto de su audiencia.
Dios cuida lo que haces con Su Palabra
Cuando trabajas con el texto bíblico, estás tratando directamente con la Palabra de Dios, y Él vela por su correcta interpretación. A lo largo de la historia, algunos grandes predicadores no fueron expertos en griego clásico: Lutero, aunque lo conocía, no era erudito en el idioma; Charles Spurgeon en el siglo XIX no sabía griego, aunque fue un gran predicador; y en tiempos modernos, Billy Graham tampoco lo dominaba.
Es cierto que ninguno de ellos fue erudito del idioma, pero fueron comunicadores eficaces de la verdad de Dios. Aun así, puedes imaginar cuánto más hubieran hecho para la gloria de Dios si hubieran realizado exégesis directamente desde el griego del Nuevo Testamento. Esta reflexión no busca minimizar su legado, sino animarte, como lector, a prepararte para ser usado eficazmente por nuestro Señor.
¿Cómo aprender el idioma griego?
Hoy día, gracias a la tecnología, muchos han optado por ser autodidactas, estudiando el idioma a través de los numerosos libros disponibles. Aunque esta es una buena práctica, también es incompleta, pues no permite hacer preguntas ni debatir conceptos confusos.
Otros acuden a universidades cristianas o seculares para recibir un enfoque académico humanista del griego. En una de esas instituciones, un profesor relató que al entregar las calificaciones de una clase (donde ninguno aprobó), los rectores ordenaron: “Todos pagan su carrera, así que no puedes desaprobarlos”. Esto refleja un serio problema en algunos centros de formación.
Con frecuencia, el deseo de aprender griego nace del ego por adquirir prestigio, más que por aplicar correctamente el idioma en la predicación. El conocimiento auténtico debe traducirse en una aplicación fiel del texto bíblico, no en títulos.
Por eso, una de las mejores formas de aprender griego es siendo enseñado por hombres de Dios que ya han recorrido ese sendero y que viven para la gloria de Dios, no para sí mismos.
¿Para qué predicar la palabra desde el griego?
La Biblia misma responde esta pregunta en 2 Timoteo 2:15:
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad.”
Veamos cuatro propósitos fundamentales:
- Para presentarte delante de Dios aprobado
Algún día estarás ante el Autor de la Palabra. Tendrás que rendir cuentas por lo que edificaste (o destruiste) con ella. - Para ser un obrero aprobado
“Aprobado” implica estar calificado por Dios para realizar la obra encomendada. Tu respaldo dependerá de cómo trates la Palabra. - Para no tener de qué avergonzarte
El texto dice “que no tiene de qué avergonzarse”, lo cual sugiere que quien la usa bien, “tendrá de qué honrarse”, siendo honrado por Dios. - Para usar bien la Palabra de verdad
Esta razón se relaciona directamente con la predicación. Pablo, como hacedor de casas de campaña, debía trazar y unir pieles con precisión para que encajaran perfectamente. Así también el predicador debe usar bien la Palabra, edificando la Iglesia que Cristo compró con Su sangre.
El riesgo de una predicación mal trazada
Hoy se oyen muchas cosas que se llaman predicación, pero no lo son. Varios enseñan sus propios pensamientos o métodos de motivación, usando la Palabra de Dios solo como apoyo. Esto representa un mal uso de la “Palabra de verdad”.
Aprender griego permite trazar con precisión el mensaje divino y evitar desvirtuarlo. Tal como Pablo lo hacía con las pieles para sus tiendas, el predicador debe encajar los textos bíblicos con verdad y fidelidad para levantar una enseñanza sólida.
Conclusión Nuestro mayor deseo para cada pastor es que se comprometan a ser precisos, diligentes y humildes, en su ardua preparación para predicar la Sagrada Palabra de Dios. Solo así podemos predicar a Cristo con Poder, Pasión, y Precisión. Si quieres prepararte para que tu predicación se distinga por ser una predicación bíblica, ¡Aplica Ahora!.
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Autor: Prof. Linderman Eduardo Nerio