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¿ERES LLAMADO A SER PASTOR?


EL CARÁCTER DEL OFICIO EN TRES PALABRAS

Articulo escrito por Robb Kensinger

El gran rey Salomón explica en Proverbios 11:14, «Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad (victoria, salvación)». 1

Si no hay un buen guía, si no hay buen consejo, si no hay un liderazgo de buena calidad, el pueblo sufre. Por el contrario, si hay pluralidad de buenos lideres es mejor.

Muchas veces a lo largo de la Biblia vemos que cuando el pueblo fue mal dirigido por sus lideres, se descarriaron a un horrendo pecado y a situaciones vergonzosas. Si no sabe eso, lea los libros de 1 y 2 Reyes, y 1 y 2 Crónicas de nuevo. Por ello, en nuestra época, Dios nos hadado (a la iglesia) personas para guiarnos, para dirigirnos en los caminos rectos, los caminos correctos. Esas personas son pastores. De hecho, el apóstol Pablo nos dice en la carta a los Efesios que los pastores literalmente son dones o regalos de Dios a la iglesia, puestos por el Buen Pastor y la cabeza de la iglesia, Jesucristo, para perfeccionar (equipar, capacitar) Su iglesia según la Palabra de Dios (Ef. 4:11–13).

En este artículo abordaremos el tema del carácter del oficio del pastor a través un estudio breve de los tres diferentes títulos bíblicos del oficio – pastor, anciano y obispo. Como veremos, los tres nombres identifican diferentes aspectos del mismo oficio y nos explican algunas responsabilidades importantes del oficio.

Ser un pastor es un llamado de Dios, y el oficio del pastor está descrito bíblicamente en tres términos: «pastor» (ποιμήν), «anciano» (πρεσβύτερος), y «obispo» (ἐπίσκοπος). Estos tres términos no son exactamente sinónimos, pero explican de diferentes maneras el mismo oficio.2

La palabra «pastor» (ποιμήν, poimén) no es común en la Biblia como un sustantivo. De hecho, el único uso de la forma sustantiva se encuentra en Efesios 4:11, «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros». Más comúnmente lo vemos como un verbo, por ejemplo, en 1 Pedro 5:2 leemos, «Pastoread (ποιμαίνω) el rebano de Dios…»3. El sentido obvio es «cuidar», lo que incluye apacentar, proteger, defender, y velar. Es lo que Jesús pidió de Pedro en Juan 21:15–17, «pastorea mis ovejas». Interesantemente, un punto claro es que las ovejas no son propiedad de los pastores. Están bajo su cuidado y los pastores tienen esa responsabilidad, pero las ovejas son las ovejas de Dios. Además, vemos que este cuidado es por y para el amor de Jesús. Esa es la motivación para pastorear. Finalmente, vemos que esta petición de Jesús está dentro del contexto del sufrimiento. Después de esta conversación de restauración entre Jesús y Pedro, Jesús le dijo a Pedro, «…cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará adonde no quieras… dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios…» (v. 18–19). Por lo tanto, los pastores tienen la responsabilidad de cuidar a Sus ovejas a pesar del sufrimiento y las dificultades profundas.


La palabra «anciano» en el griego es la palabra presbúteros (πρεσβύτερος). Obviamente el nombre «anciano» hace referencia a la edad y en este contexto enfatiza la madurez espiritual del hombre. De acuerdo con el título, los ancianos merecen respeto como los viejitos amados de la familia y la sociedad, pero no porque son mejores hombres que los demás. Como ancianos, merecen respeto porque son llamados por Dios y son buenos pastores del rebaño – fieles al rebaño de Jesús y a la Palabra de Dios. No son ejecutivos corporativos. No, ellos son pastores/ancianos amados porque cuidan diligentemente el pueblo de Dios.

Algunos de ellos aun merecen un salario para proveer para sus familias (1 Tim 5:17–19). Sin embargo, el pastor no debería tener la expectativa de ser un hombre rico en este mundo en cuanto a dinero y riquezas materiales.

La palabra «obispo» (ἐπίσκοπος, episkopos) da la idea de «supervisar», tomar la responsabilidad de la custodia de la iglesia, y dentro de esta supervisión vemos tres áreas principales:

La supervisión doctrinal tiene que ver con la protección de la sana doctrina de la iglesia a través su propio estudio. Vemos un ejemplo en Hechos 15:1–6. «…Se reunieron los apóstoles y los ancianos (pastores/obispos) para conocer de este asunto». Además, Pablo confirma esta responsabilidad en Efesios 4:14–15.

La supervisión protectora contra los falsos maestros. Relacionado a la primera responsabilidad de supervisión, los pastores/ancianos/obispos también tienen que defender el rebaño de los falsos maestros (Tito 1:9–11).

La supervisión de los recursos de la iglesia. De hecho, la primera mención de los ancianos de la iglesia en el N.T. habla de un asunto en cuanto al dinero (Hechos 11:29–30). Los obispos pueden recibir la ayuda de los diáconos para los asuntos diarios de la iglesia (Hechos 6:1–4), pero en última instancia, los pastores/ancianos/obispos son los responsables de asegurar que el trabajo sea realizado. Para decirlo de otra manera, tienen la responsabilidad de dirigir los recursos para desarrollar el ministerio.

Ser pastor es un trabajo duro. Para lograr todas las responsabilidades necesarias del oficio, debemos empezar con un entendimiento correcto de estos tres títulos. Cuando los pastores/ancianos/obispos entienden y cumplen los requisitos del oficio, las ovejas tienen seguridad y victoria.

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1 Todas las citas de la Biblia son de la versión Reina Valera al menos que se indique lo contrario.

2 En este breve artículo no podemos mostrar en detalle que estos tres títulos hablan del mismo oficio, pero si el lector quisiera hacer un estudio más profundo, los versículos clave son Hechos 20:17, 28–30; 1 Pedro 5:1–4; 1 Timoteo 3:1–2; 5:17–19; y Efesios 4:11.

3 Versión La Biblia de las Américas, Lockman Foundation.