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LA CLARIDAD DE LAS ESCRITURAS


Una de las disciplinas espirituales con las que más nos identificamos es la lectura de la Palabra de Dios. Si preguntamos a la congregación si ellos leen su Biblia, ninguno dirá que no, es algo que damos por hecho. Somos exhortados una y otra vez a lo largo de las Escrituras a leer, meditar, estudiar y obedecer cada una de las palabras de Dios. 

En SEPEGlobal reconocemos la importancia de que los estudiantes dediquen tiempo para la lectura y meditación de la palabra de Dios previo al trabajo de exégesis y predicación bíblica. Pero ¿Son realmente claras las Escrituras? ¿Puede un cristiano sin entrenamiento de un seminario o instituto bíblico leer y entender el significado simple de las Escrituras? 

Es por eso, por lo que en SEPEGlobal hemos decidido hacer el siguiente artículo para hablar sobre La claridad de las Escrituras. ¡Acompáñanos y descúbrelo!

La claridad de la palabra de Dios en las Escrituras

Dios advierte al futuro rey del pueblo de Israel que él: “leerá [una copia de la ley] todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar [obedecer] todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra” (Deuteronomio 17:19). Lo mismo encontramos en el Salmo 1, donde hay una hermosa bienaventuranza al hombre que “en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche” (Salmo 1:2).

Conocemos el mandato de Dios y buscamos ser disciplinados en nuestro tiempo de lectura y estudio bíblico, pero si no fuera por Dios mismo, todos nuestros esfuerzos serían inútiles. En muchas ocasiones nuestros ánimos por estudiar y entender las Escrituras se convierten en una molestia, pues es difícil entenderla. 

El mismo apóstol Pedro dijo sobre los escritos de Pablo que: “según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender” (2 Pedro 3:15-16). 

Dios no habló a los hombres con un código especial o un idioma oscuro o confuso, Él habló de tal manera que todas y cada una de sus palabras sean entendibles, nosotros no tenemos que desenredar o descifrar el verdadero significado espiritual. 

Sabemos que hay algunos misterios que no fueron revelados enteramente en la Palabra de Dios (Deuteronomio 29:29); pero el mismo versículo dice que: “las [enseñanzas y mandamientos] reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”.

La Palabra de Dios es tan clara que un padre de familia común puede guiar a sus hijos en el conocimiento de Dios, esto es claramente enseñado al pueblo de Israel en Deuteronomio 6:4-7 donde Moisés escribe: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. 

Podríamos pensar que se requiere un tipo de estudio bíblico o preparación académica para enseñar a los hijos en casa; pero el pasaje no describe a un tipo de hombre o mujer capacitado en la teología, en exégesis bíblica, sino a un simple padre de familia que conoce la Palabra de Dios y tiene la voluntad de enseñarla a sus hijos e incluso ellos sin dificultad, pueden entenderla y obedecerla. 

Esta es una definición para entender lo que es la claridad de las Escrituras: “la Biblia está escrita de tal manera que todas las cosas necesarias para ser cristiano, vivir como cristiano y crecer como cristiano son claras en la Escritura” (Jason Wright, Coalición por el Evangelio 1). Dios no quiso ponernos una labor que fuera complicada o que nos tomará toda la vida para entender solo uno de sus mandamientos. 

Dios hizo que fuera posible entender cada una de sus palabras con ayuda de su Santo Espíritu. Él se ha revelado en su Palabra y esto nos hace posible conocerlo e identificar todo aquello que como hombres y mujeres necesitamos para glorificarle con nuestras vidas. “La Biblia tiene la intención de traer claridad y luz para ayudarnos a entender cómo es Dios, cómo tener una relación con Él y cómo vivir para Él” (Jason Wright1).

Cómo trabajar la lectura para entender la palabra de Dios

Todo lo anterior no excusa al creyente de hacer un esfuerzo y trabajar en la lectura, estudio, meditación y obediencia a la Palabra de Dios, por lo que: 

(1) Debemos leerla todos los días, recordemos que la Biblia “se describe figurativamente como leche (1 Pedro 2:2), pan (Deuteronomio 8:3; Mateo 4:4), carne (1 Corintios 3:2) y miel (Salmo 19:10) para nutrir el alma” (Teología Sistemática, MacArhtur-Mayhue, pág. 1402); por lo que no debemos ser cristianos anémicos y desnutridos. Nuestra oración al Señor es pidiéndole que nos ayude a alimentarnos todos los días de su Santa Palabra y entender su voluntad para nosotros. 

(2) Debemos estudiar cada día las Escrituras, como se mandó a los reyes de Israel (Deuteronomio 17) o como el hombre bienaventurado del Salmo 1; pero uno de los ejemplos que tenemos en la Biblia es el escriba Esdras, quien tras comprender la inmensa labor y compromiso que tenía por delante, entendió que tenía que estudiar la Palabra de Dios, no sin antes entenderla y obedecerla (Esdras 7:10). 

En el Nuevo Testamento tenemos la exhortación de Pablo a Timoteo, respecto a la importancia que tiene que él mismo se prepare en el estudio de la Palabra, para que la enseñara a los hermanos (1 Timoteo 4:13), y para que estos a su vez transmitieran esa enseñanza a otros (2 Timoteo 2:2). El privilegio de estudiar las Escrituras para conocer a Dios es también un mandato, la más alta prioridad de un hijo de Dios (Jeremías 9:23-24).

(3) Encontramos muchos hombres y mujeres a lo largo de las Escrituras que son un ejemplo de obediencia, pero no hay ninguno como nuestro Señor Jesucristo. Jesús declaró: “Yo no puedo hacer nada por iniciativa mía; como oigo, juzgo, y mi juicio es justo porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Juan 5:30, LBLA), en otras palabras, todo lo que el Hijo realizó fue obedecer cada una de las palabras de su Padre. 

Él dijo: “yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra” (Juan 8:55). Si no obedecemos la Palabra de Dios de nada serviría tanto esfuerzo en la lectura diaria o en el estudio bíblico, si no llevamos ese conocimiento a la práctica todo será inútil.

Si las escrituras son claras ¿Por qué estudiar en un seminario?

Aunque no negamos la claridad de las Escrituras para todo creyente, también es cierto que, para enseñar la palabra de Dios, es necesario tener el más alto nivel de precisión interpretativa. En SEPEGlobal capacitamos a nuestros estudiantes en la lectura, observación e interpretación de la palabra de Dios en sus idiomas originales para que sean capaces de realizar una exégesis bíblica y así poder extraer el mensaje claro y preciso de las Escrituras para predicarlo en sus iglesias con poder, pasión y precisión. Si estás interesado en recibir este tipo de capacitación bíblica, prepárate en SEPE

Conclusión sobre la claridad de las Escrituras

Como hijos de Dios debemos tener un alto concepto de las Escrituras, pues es Dios hablando a nuestras vidas y ellas dan testimonio de Él; la misma Palabra de Dios dice que es nuestro máximo tesoro (Salmo 19:10). Es una bendición la que tenemos de poseer y disfrutar la Palabra de Dios, pero para obtener el mayor beneficio debemos leerla, entenderla, estudiarla y meditar cada una de sus palabras, con la iluminación del Espíritu Santo, la Biblia será totalmente clara a nuestra mente y corazón. 

Nuestro Señor Jesucristo dijo que, si alguien quiere saber más de Él, debe con humildad leer, escudriñar y estudiar las Escrituras día a día. Allí no sólo encontrará vida eterna, sino que, además, conocerá más acerca de Cristo y su plenitud, amor y divinidad (Juan 5:39).

Adán R. Fuentes Barrera

  1. Wright, Jason; ¿Qué es la claridad de las Escrituras? Preguntas bíblicas; 20 Septiembre, 2021; www.coalicionporelevangelio.org.
  2. MacArthur, John y Mayhue, Richard; Teología Sistemática, Un estudio Profundo de la Doctrina Bíblica, Editorial Portavoz